Contra el mito del Mito del Amor Romántico

Tranquilismo

Ortodoxia
14 min readFeb 14, 2021

Sólo hay una cosa en la que estoy de acuerdo con los hippies: el Amor mueve el Mundo. Sólo un estúpido no se da cuenta de esto. ¿El dinero? ¿El poder? ¿La maldad? Todo eso son proxies que sirven bien para conseguirlo o bien como revancha contra éste. Es esta falta de amor la que está detrás de la inmensa mayoría de problemas sociales y culturales que nos asolan en la actualidad.

Ortodoxia ha publicado esta semana un artículo defendiendo a un chaval católico que se ha visto objeto de los comentarios jocosos de una panda de poetillas de tres al cuarto. Desconozco personalmente a Víctor Núñez, el autor de artículo anteriormente mencionado, pero puedo deducir que es bastante mejor persona que yo. No ha mencionado algo que es obvio para cualquiera que tenga ojos y que sea lo suficientemente malvado como para reconocerlo en voz alta. Quiero decir, miren las dos fotos de abajo, el sujeto de la foto izquierda está haciendo escarnio del sujeto de la foto de la derecha. ¿Tengo que seguir explicándolo? Como dice un célebre bon vivant de las redes: al final es lo de siempre.

“Acércate y dile algo, a mí siempre me funciona”

Parafraseándome cual catedrático pedante, podemos concluir: el resquemor mueve el mundo. Lamento tener que reducir todo a términos tan simplistas, pero aquí somos de usar la navaja de Ockham, la explicación más sencilla es la más probable. Pero no hagamos más sangre del poetucho con pinta de pedir dinero en el Albayzín. Aquí hemos venido a hablar de amor. Del Amor.

El mero concepto de amor está siendo puesto en entredicho desde Mayo del 68. En los últimos años escuchamos constantemente eso del Mito del Amor Romántico (MdAR de ahora en adelante), al principio desde la izquierda más majareta, pero hoy en día incluso desde ámbitos más convencionales. Este mito consistiría en lo siguiente: el amor romántico es un amor patriarcal, es un invento de los hombres que un día se reunieron todos en asamblea para ver cómo podían engañar a las mujeres para acceder al deseado maná sagrado guardado en el pie del Monte de Venus, pero no sólo esto, sino que además debía servir para asegurarse a través de la monogamia de que el patrimonio del padre fuese heredado por los hijos legítimos. Con esto último, ya tenemos el colacao completo y se concluye como traca final que el amor romántico es el origen de la propiedad privada y por tanto del Capitalismo. Imaginen lo podrido que tienes que tener el corazón y lo lleno de odio africano que tienes que estar para creer semejante sandez. Lamentablemente, esto es a día de hoy puro zeitgeist, hasta tal punto que hasta tuvimos una ministra breve cuyo trabajo fin de máster, además de estar plagiado, contenía esencialmente esta tesis. Es decir, aquí no estamos en 2009 ni hablando de Diana Pornoterrorista, estamos hablando de una señora, que como todo lo del PSOE, representa lo que es normie en España y que tu dinero sufraga.

“El amor no existe, saes?”

El mero concepto de MdAR es un meme. Ateniéndonos a su definición de la Wikipedia, un meme es una unidad teórica de información cultural ​transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es decir, este término se ha ido difundiendo de persona a persona como una unidad diminuta de información, pero al igual que los memes en su acepción no-científica, ha mutado y ha acabado adquiriendo una variedad de significados que se pueden agrupar de manera básica como el responsable de todos los sinsabores sentimentales de aquellos que tienen el MdAR en la boca todo el día. Es el mi perro se comió los deberes de los fracasos amorosos, incluyendo aquí, el fracaso de ni siquiera tener a alguien con el que llegar a fracasar. No es ni culpa del narcicismo, ni del nihilismo, ni del solipsismo, tan extendidos en nuestro tiempo, explicaciones mucho más plausibles para encontrar las razones del fracaso amoroso moderno, sino que para estas personas, el problema reside en que el amor es un invento, no es algo natural, por lo tanto es imposible que salga bien porque es un constructo social. Sin embargo, se obvia la responsabilidad propia, tanto las acciones de uno mismo, como la clase de elección que se ha hecho del amado o las acciones de este último. En esto, como en todo, es más fácil responsabilizar una concepción abstracta que hacer frente a nuestra naturaleza fallida y el sentimiento de insuficiencia. Sinceramente, la mayoría de los fracasos amorosos no tienen un culpable ni una razón. Se fracasa, sin más. Lo que no está destinado a ocurrir, no ocurrirá, es así de sencillo. Esto, por muy ignorante y supersticioso que suene, es la verdad y algo que tus abuelas sabían por mera observación y porque era el sentido común hasta que gente fea y desagradable empezó a leer a un gabacho con el bicho.

Pero después de esta digresión, volvamos al MdAR. ¿Qué es realmente el amor romántico? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo fue evolucionando? La noción más o menos extendida sobre su proceso histórico dice algo parecido a: en el origen de los tiempos no había monogamia, aquello era un despiporre, lo hacían todos con todos, pero con la Revolución Neolítica hay quien empieza a ponerle una valla a su sembrado, así nace la propiedad privada. Esta propiedad privada debe ser entonces pasada como patrimonio a las generaciones posteriores, como no había análisis de ADN, la única manera de asegurarse de que eran tus hijos los que lo heredaban y no los del vecino era que tu mujer se acostase exclusivamente contigo. Nace aquí el matrimonio monógamo, que no era más que un mero contrato mercantil, carente de afecto y sentimientos. De hecho, pulsando fast-foward hasta la Antigüedad Clásica, descubrimos que todo el mundo en realidad era medio bujarra o pederasta. Las relaciones con las mujeres eran simplemente para tener hijos y la transmisión de propiedades. Volvemos a pulsar el botón de avance hasta siglo XI, unos trovadores provenzales se inventan eso del amor cortés, que es aquel, ahora pasional, que un caballero siente por la esposa de su señor y que nunca es consumado. Volvemos a pasar para adelante, llegamos a la Ilustración, los matrimonios siguen siendo un arreglo económico acordado por la madre del mozuelo y el padre de la mozuela, pero con el auge de las libertades individuales y la alfabetización, Los Hombres™ se tienen que inventar algo para mantener a las mujeres en casa, así que empiezan a aparecer novelas que llenan la cabeza de las mujeres de bobadas sobre deseo pasional y amores imposibles que tienen como padre espiritual el amor cortés antes mencionado. Y así, niños, es como nace el Amor Romántico. En definitiva, lo que la explicación postmoderna del MdAR viene a contarnos es que la manera en la que amamos y somos amados no es más que un invento del Capitalismo, el Patriarcado o cualquier otra abstracción, que sin tener siquiera existencia ontológica, se comporta como una persona con intereses propios. Añaden que sin esta invención perversa, toda clase de monstruitos y desviados, los cuales producen un rechazo visceral a cualquier persona normal y corriente, en realidad serían considerados unos partidazos y sus prácticas aberrantes de lo más sanas. Liberados del MdAR, podremos por fin liberarnos de las viejas supersticiones y no sufrir más por amor, o por la falta de éste. Pero a pesar de que han pasado más de 50 años desde aquel mayo parisino, de haber descubierto que efectivamente debajo de los adoquines no estaba la playa ni los locos eran los verdaderos cuerdos, hay quien sigue insistiendo en liberarse del dichoso mito, aun a sabiendas de que el fin último de hacer esto son la soledad, la frustración y las ETS.

Raggio escupiendo factos.

Pero sin duda lo que encuentro más estulto de todo este discurso es algo que nadie parece pararse a pensar. El resumen de brocha gorda que hecho sobre la historia del amor romántico tiene sus partes de verdad, ¿pero y qué? ¿El hecho de que algo sea una construcción social lo convierte en algo malo automáticamente? ¿No es en el fondo toda actividad humana un constructo social? ¿No olvidan todos estos desconstructivistas que lo son también el progresismo, los derechos humanos o el socialismo? Además, no es lo mismo inventar que denominar. Ni Franklin inventó la electricidad ni Mendel inventó los genes.

Según se hace uno mayor, se empieza a entender que es mejor no entender. El Hombre llegó a la Luna, pero eso no quiere decir que todos los hombres llegasen a la Luna. Para dicha empresa fueron necesarios tres astronautas y unas decenas de científicos e ingenieros, pero la inmensa mayoría de personas como mucho podrían haber participado apretando los tornillos del Apollo 11. Esto es lo que uno aprende con el tiempo, que cosas como el MdAR están ahí para que los que los aprietatornillos podamos navegar por la vida sin muchas tempestades. Quien pretende derribar todas las estructuras no pretende liberarte, todo lo contrario, sino que son criaturas abisales que desde las profundidades del océano intentan hundirte el velero. Si se repasan los perfiles de las feministas más célebres es sencillo reconocer una serie de patrones que conducen a una única conclusión: el feminismo no es más que un proyecto de lesbianas viejas y feas para sabotear a jóvenes bellas en edad fértil.

Pero es precisamente en este odio a la vida y a lo bello donde es interesante volver a traer a colación al amor cortés. Según cuenta Denis de Rougemont, el amor cortés nace de una herejía cristiana. Esos trovadores medievales que empezaron a componer aquellos primeros poemas de amor cortés pertenecían en su mayoría a la secta de los cátaros. Esto es relevante porque es precisamente en las creencias fundamentales de los cátaros donde se puede ver el origen del amor cortés. Los cátaros eran dualistas, creían en la dualidad del cuerpo y el alma, esto se traduce en que creían que había dos dioses, uno bondadoso que estaba en el Cielo (donde habita el alma) y otro maligno que estaba en la Tierra (donde habita el cuerpo). La existencia terrenal era entonces considerada como algo degenerado y decadente, la mera existencia física era considerada como indigna, el cuerpo era algo sucio. Sin embargo, la existencia en el plano celestial, la del alma, era considerada como lo más excelso y puro, algo a lo que aspirar. Los cátaros predicaban el antinatalismo porque consideraban que generar nueva vida era ahondar en el declive. Es en este culto de la muerte que aparece la conexión con el amor cortés, este se caracterizaba, como se ha mencionado anteriormente, en el amor inalcanzable que un caballero sentía por la señora del noble del que el caballero era vasallo. Este amor tenía dos caminos, el adulterio o el suicidio, pero que bien por ajusticiamiento o bien por motu proprio, tenían en común la muerte del amante como final, que escapaba así de la prisión del cuerpo. Es desde aquí donde aparece esa visión del amor como la muerte de uno mismo, que de manera metafórica termina acaba en la noción actual de que comprometerse es morir simbólicamente. Esta visión del amor está intermediada por la metapasión, por el enamoramiento del amor, pero no por la pasión corporal. El amor cortés, o romántico en definitiva, es el escape del propio cuerpo para librarse de las limitaciones de éste.

Pero ante esta herejía cátara, la Iglesia presentó su alternativa. Aunque los cristianos creemos en el alma, no creemos en la dualidad de ésta, creemos que en todo cuerpo habita un alma, o que en toda alma habita un cuerpo. Es decir, tanto cuerpo físico como alma viven en el mismo plano. Esto quiere decir algo muy sencillo, que nuestra aproximación al amor no es para escapar del cuerpo, sino para encontrarlo y encontrar el del amado. Por mucho que insistan los adolescentes mentales que gastan su tiempo en el evangelismo de lo ateo, el cristianismo no reniega del sexo, sino que lo considera como una expresión natural tanto del cuerpo como del alma. Además de ser el vehículo de nuestra misión sagrada, del creced y multiplicaos. Pero este tipo de amor no sólo no escapa de la decadencia del cuerpo que tanto rechazaban los cátaros sino que la abraza con todos sus defectos y recovecos. En palabras de Michael Novak sobre el matrimonio, el amor es: cuerpos que sudan, sábanas descolocadas, pelo rebelde, mal aliento, barbas desaliñadas, pañales sucios, y, tras la puerta, el reclamo ruidoso de los pequeños pidiendo el desayuno. Es la visión cristiana la que nos da un telos sobre el amor. Es ésta la que nos aleja de la insatisfacción del amor como eros, para presentarnos el amor como ágape, un amor que no huye, sino que se entrega sin esperar nada a cambio.

Según leía a de Rougemont no podía parar de sonreír al ver como la negación del cuerpo, el culto a la muerte o el antinatalismo de los cátaros se parecen mucho a la Teoría Queer, al gretismo y otras majaderías de la actualidad. No es que la historia se repita, sino que son determinados tipos humanos que nunca han dejado de existir. Y es que resulta paradójico que precisamente aquellas que acusan a fachas y machirulos de querer mantener visiones del amor arcaicas son precisamente las que tienen una visión más rigorista del susodicho amor romántico. El interseccionalismo es catarismo.

A todos nos gusta lo low brow en el fondo

Desmitificamos así la existencia del MdAR, que si bien tiene su razón de ser en la Historia de la Literatura, carece de ella cuando se trata de las relaciones humanas en el mundo real. Pero ahora es cuando me pongo personal y cuento lo que he venido a contar: el amor no sólo no te esclaviza, sino que te libera. En los momentos en los que he sido más libre ha sido en aquellos en los que he tenido pareja. Tuve en mis veinte un par de rupturas dolorosas, solía pensar que había perdido mi tiempo en relaciones que no llegaron a nada, que podría haber estado haciendo el golfo sin ataduras. Pero una vez pasó el tiempo acabé viendo la verdad. Si hubiese sabido que la monogamia en serie era casi tan perniciosa como la supuesta libertad de la soltería, no hubiese invertido tanto emocionalmente en aquellas personas. Había cariño y había pasión, las quise y me sentí querido con locura, pero en el fondo faltaba algo de lo que era consciente pero que decidí ignorar. Era el hecho de que eran personas con las que sabía que no iba a formar una familia, no porque no quisiese, simplemente presentía que no iba a ocurrir. Y así acabó sucediendo. Cuando se acabó el romance se acabó el cuento. A palos se aprende. Aprendí que el estar enamorado del amor, entendiendo aquí el eros, nos lleva una y otra vez al mismo precipicio. La otra lección importante que aprendí fue entender que el amor debe vivirse como el ágape, el amor que Dios tiene por nosotros y que nosotros tenemos por Él, un amor que se extiende a la humanidad. Es aquí, en lo Trascendente, donde el amor tiene sentido, porque entendemos que como seres finitos, la única manera de hacernos eternos es perpetuarnos a través de continuar el legado del que somos parte, lo mismo que somos hijos y nietos, seremos padres y abuelos. Sólo Dios es infinito, le acompañamos en la perpetuidad continuando nuestra familia. El amor, entendido como eros, muere cuando muere la pasión, el amor, entendido como ágape, no muere nunca.

Fue estando soltero en la Gran Ciudad y teniendo todas aquellas citas en serie cuando vi que no era más que un esclavo del eros. Todas esas pesadas, todas esas veces en las era yo el pesado, todas esas despedidas incómodas, todo ese tiempo perdido. Era así como estaba atado. Mis amigos casados y con hijos me envidiaban, pero era yo el que realmente les envidiaba a ellos. Ha sido teniendo pareja con la que crear un proyecto de familia como realmente he liberado una cantidad ingente de tiempo para mi crecimiento personal, no al revés. Lo que te quita tiempo es ir a esos sitios a los que realmente no quieres ir o hacer esos planes que realmente que no quieres hacer. Es con pareja que tengo tiempo para hacer lo que verdaderamente me apetece. Porque es así como tienes la sensación del trabajo bien hecho, cuando no tienes tareas pendientes es cuando te puedes dedicar al esparcimiento. Como diría Platón, amamos porque amar es hacer el Bien. Hacer el Bien es un ideal al que se aspira y que por tanto es inalcanzable, de ahí lo platónico del amor, pero que aun así perseguimos. Es un destino al que caminar, no un lugar en el que permanecer. Es aquí donde se encuentra el quid de la cuestión, todas estas deconstrucciones del amor no son más que una excusa para evadirse del hecho de que no importa cuánto te esfuerces, nunca llegarás al ideal. Aquí coinciden desde las feministas amargadas hasta los MGTOW, pasando por los pejigueras de la hipergamia, su rechazo del amor, romántico o no, no es más que un berrinche de niño mimado que se niega a jugar porque tiene miedo de lastimarse las rodillas. Lo que en definitiva significa es que son incapaces de bregar con la brutalidad de la vida real, esa que está llena de fracasos, dolor y esfuerzo.

https://vimeo.com/511103595

“Riesci a sentire il mio dolore?”

Volviendo a lo dicho en el primer párrafo, uno piensa que va a esos bares de mierda y lugares sobrevalorados por la experiencia, por pasárselo bien, pero esto no es del todo cierto, al final lo que te lleva a esos lugares es l’anamour. Tiene razón Geoffrey Miller cuando dice que es un error el enteder la Historia en términos de la Lucha de Clases, la realidad se parece mucho más a la lucha por el ayuntamiento. Quiero decir, quién coño se lo pasa bien en un escape room de ésos. Muy dentro de nosotros todos sabemos la verdad, intentamos engañarnos y enmascarar el hecho de que realmente lo que queremos es salir a ver si encontramos a alguien que nos quiera y a quien querer. Es por esto que no porfiamos de manera expresa cuando las escuchamos decir que van a la discoteca a bailar con una falda ajustada y escote prominente para pasárselo bien con las amigas, no para ligar. Sabemos cuál es realmente la verdad, pero tampoco resaltamos lo obvio, porque está bien que las cosas sean así y así deben permanecer. Incluso cuando se busca un episodio pasajero, esto es en realidad comprar el boleto de Navidad para conformarnos con la pedrea, pero en nuestro yo más oculto lo que se anhela es el Gordo. A veces ni lo sabemos conscientemente, pero forma parte del Plan, si no llegamos a conocerlo por la Razón lo haremos igualmente porque así ha sido todo diseñado, para que hagas lo que tienes que hacer sin ni siquiera saber que tienes que hacerlo. Pero es cuando lo sabemos conscientemente cuando más nos autosaboteamos, lo que sucede es que tenemos miedo de admitir esto porque expone nuestras vulnerabilidades y nadie quiere sentirse débil. Rechazamos este impulso por vergüenza a admitir nuestra fragilidad como seres imperfectos. Esto se refuerza porque nuestra era está envenenada de desapego y distancia irónica, hay que fingir que realmente no pensamos esto para no desentonar entre la desidia generalizada. No quieres sonar como un desesperao. No crean los lectores que no me da vergüenza contar todo esto, pero ésta es otra de las ventajas de ser un anon, poder admitir aquello que no está permitido admitir, que es: el Amor mueve el Mundo.

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